Sin dudas Bielsa. De aquí a la China, de aquí a Paraguay o de aquí a Inglaterra. 

Y de ninguna manera Chilavert. A quien nada puede pedírsele porque su futuro ya está escrito: nadie lo superará como mala persona.

Veamos el punto central de la polémica. El ahora archiconocido mundialmente gesto de Bielsa, y de todo el equipo de Leeds (ya veremos si el capitán Jansson quiso salvar su “ropa personal”) al permitir que los rivales hiciesen un gol y terminaran 1 a 1 cuando necesitaba vencer al Aston Villa, fue explicado por el entrenador de la siguiente manera:

"No se lo regalamos, se lo devolvimos. Los hechos con los que se vieron y la interpretación de los hechos los expresamos a través de la conducta que mostramos. El fútbol inglés es reconocido en ese sentido, por lo cual yo no soy quien debe expresarse en un lugar en el que esa forma de actuar es un valor”.

A Chilavert todo esto no le importa. Dijo desde Paraguay que lo de Bielsa es cosa de figurones. “La canción de Mercedes Sosa le cae bien: todo cambia, para figurar en el ambiente tan contaminado. Basta de mentiras en el fútbol". Y le reprocha anteriores fallas a la hora de evaluar goles marcados con la mano por un equipo dirigido por Bielsa.

Para los periodistas deportivos argentinos, el hecho histórico, por inusual y porque va quedando poco de nobleza en el deporte mercantil, ha merecido un amplio apoyo del grueso de la comunidad periodística. Al menos hasta la noche del domingo pasado.

Para Chilavert el gesto del fin de semana no vale. Importa si encuentra un Bielsa que siempre haya hecho lo mismo, aunque Chilavert sepa que las situaciones son bien distintas.

Veremos cómo transcurre la semana. Serán siete días divertidos para ver si la aguja de la honestidad se mueve para el lado de los caraduras del resultadismo y el “vale todo” o permanece en el lugar que las nuevas generaciones de periodistas deportivos quieren darle a este oficio hermoso.

Por lo pronto, y no dentro de las generaciones nuevas, Martín Liberman salió a pegarle duro a Bielsa y Daniel Avellaneda (Clarín.com, Fox Sports) , otro de ellos, escribió en su cuenta: “Cómo lo banco a Jansson, el capitán del Leeds. Esto que hizo Bielsa es el antifútbol. Mirá si te vas a dejar empatar porque antes había hecho un gol con un rival en el piso. Una cosa es respetar el Fair Play, otra vender humo. Este hombre no está bien”.

Para este grupo, que ojalá quede en grupúsculo para siempre, le resulta indigerible que la gente tenga episodios buenos en ambientes malos. Les vendría bien leer cuáles son los hechos más dignos del deporte argentino y mundial. Conocer por ejemplo quién es Jorge Carrascosa, el gran capitán de la Selección que presentó su renuncia antes del jugar el Mundial 1978. O refrescarse con la lucha contra el racismo de los enormes atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos en los Juegos Olímpicos de México 1968.

Hoy el mundo deportivo habla del gesto de Bielsa y sus muchachos del Leeds. Eso es lo que importa. Claro que hay que hablar del pasado, y mucho, pero sin descuidar que aspiramos a que los hombres y las mujeres modifiquen conductas, peleen por la verdad y la limpieza del juego, admitan errores y defiendan todos y cada uno de los Derechos Humanos.

Y ojalá ese mismo mundo vaya olvidando de a poco quién es Chilavert. O lo guarde en el último de los cajones del recuerdo, bien abajo.