Boca caído anímicamente, Boca sin rumbo, Alfaro se tiene que ir y mil frases más formaron parte de la confusión mental de gran parte de los periodistas futboleros de la Argentina en la última semana de octubre. Por no decir que, más que confundidos, quieren convertir a la costumbre de hablar de Boca en un entretenimiento semanal. Es decir, que les paguen para entretener.

Ni siquiera se trata de hacer leña del árbol caído. Porque Boca estará como estará pero en realidad Boca no está en el piso.

El desencanto por la derrota ante River es sólo eso, un desencanto. Como tantos desencantos que ha sufrido el hincha de Boca en su historia. Qué decir de los demás equipos.

Eso que los comentaristas pretenden llevar al campo psicológico agregando drama, no es otra cosa que la vieja y aburrida costumbre de buscar al culpable más fácil: el entrenador.

De todos los periodistas que han hablado elegimos uno: Martín Liberman, no porque se trate de alguien representativo; no, todo lo contrario, si hay alguien que no representa al periodismo deportivo en la Argentina ése es Martín Liberman. Se trata simplemente de tomar el famoso botón de muestra.

“A Alfaro lo superó el mundo Boca”, dice.

¿Qué?

¿Y cuál es el “mundo Boca” Liberman?

Si ni siquiera sabe interpretarlo cuando primero defiende al presidente Angelici de los gritos en contra de las tribunas, y luego pone cara de serio al enterarse que pese al 5 a 1 a Angelici volvieron a insultarlo en la Bombonera.

La reacción de miles de hinchas-socios en el estadio durante el domingo pasado merece la lectura y la observación de periodistas en serio, que investiguen y conozcan el mundo Boca para concluir por qué dicen lo que dicen contra “la Comisión”. De eso, nada hemos visto.

¿Y qué dirán en los próximos días los periodistas que horas atrás direccionaron sus mensajes hacia el entrenador, o contra buena parte del equipo, o contra el arquero, sumando unas cuántas expresiones que buscaban el fin de un equipo? ¿Qué dirán después de la categórica muestra ante Arsenal con goleada y lujos?  Ya colgados del pincel, los poseedores del supuesto seso que analiza, darán marchas y contramarchas para explicar que bueno, sí, pero, andá a saber, quizás etc. Uno de ellos hasta llegó a pedir entrenador extranjero para Boca, que sepa hablar español.

Y no se trata de apasionamiento. La postura de exterminadores de entrenadores, es una vieja cháchara que aún no aburrió todo lo que tiene que aburrir. Lamentablemente alrededor de ella están atentos los dirigentes flojos y sin aureola, que ceden ante las agresividades patológicas de quienes se pasan la vida pidiendo lo mismo: entrenador que pierde, entrenador que se va.

Esta compulsiva forma de hacer periodismo, ha sido la eterna debilidad de la prensa argentina. Creer que estamos allí, frente al micrófono o la computadora para decir estupideces, sólo el afán de tener unos minutitos de fama.

Mientras tanto, los futbolistas, nos tapan la boca.