Las elecciones nacionales y las celebradas el domingo en Boca se parecen. O al menos nos debemos una conjetura apresurada a pocas horas de momentos decisivos para el país y, quizás, para una parte del manejo deportivo en la Argentina.

Quien causa daños, debe pagar por lo que hizo. Hay quienes huelen que éste fue el mensaje dado por los votantes por doble vía. Se lo dijo buena parte del pueblo a Macri el 27 de octubre; se lo dijo buena parte del pueblo boquense a Macri (perdón, a Angelici, o doble perdón, a su candidato Jorge Gribaudo) en la noche de la votación en la Bombonera.

Claro que los daños son incomparables. El daño al primero de los pueblos se refleja en asuntos graves: hambre, desocupación, desesperanza, caída del salario y jubilaciones, represión, gatillo fácil.

El daño boquense es más emocional. Ausencia de victorias internacionales, quedar en el camino de la mano de River y otras minucias estadísticas que son leves para nosotros y evidentemente dolorosas para los socios y los hinchas de Boca.

Aún el periodismo se debe dos análisis serios, con las respectivas consultas y recorridos de barrios y calles (algo que muy pocos periodistas hacen en la Argentina): conocer más detalles de la realidad y el sentimiento de las mujeres y los hombres que fueron a votar. Saber de las razones de un voto.

Por eso, por ejemplo, no tenemos una valoración sensata y reflexiva de los valores tenidos en cuenta por los 20.000 socios que le dieron el aval a Ameal-Pergolini-Riquelme.

¿Se trata solamente de una búsqueda de resultados en la cancha? ¿Hay otra visión del aspecto dirigencial? ¿Tuvo que ver la frase del nuevo presidente “el peso de la economía de Boca cae en las espaldas de los socios” y se hartaron de tanta expoliación a los hinchas con las cuotas?

Las coberturas de la realidad social suelen ser esporádicas y malas en el periodismo en general, y en la prensa deportiva en particular. El periodismo de celulares y escritorio, y de roscas y viajes, ha ido creciendo en el país al tiempo que honrosas excepciones pateaban y patean los barrios, los clubes y los escenarios de vida cotidiana para poner una oreja en el pueblo. Nuestros periodistas especialistas en conocer las palpitaciones de los gremios, los barrios, las villas, los lugares de trabajo, sólo existen en algunos medios alternativos.

Por eso los resultados de las elecciones (ambas) carecen en los medios comerciales de análisis periodísticos.

Es entonces que uno debe recurrir a analistas o la suave almohada de nuestra tibia iluminación. En una columna como esta, dedicada al análisis de medios, no hay otra salida que la ocurrencia de un título y un comienzo como el de las líneas de arriba.

Dudamos de las transformaciones profundas en Boca por parte del trío ganador. No parecen ir hacia el destino de un nuevo concepto social de los clubes y los vemos más arrimados a los asuntos exclusivos del fútbol profesional. ¿Se habrá tratado simplemente de un voto castigo en la búsqueda de la Libertadores?

Como verán, poco y nada sabemos. Ojalá aparezcan en breve, los cronistas especializados en Boca que aporten más claridad al asunto y podamos saber si es cierto que hay algo más que “el que daña, paga”.