La degradación que sufrió el deporte en los últimos cuatro años, forma parte de los escombros que en forma inmediata se debe reconstruir desde un gobierno que apunta a darle contenido popular a su gestión. La oportunidad está más que abierta y las ilusiones de millones de argentinas/os también.

Matías Lammens, el nuevo ministro tendría que convocar inmediatamente no sólo a quienes piensan el deporte como cuestión de éxitos en las competencias, sino a los pocos estudiosos (nacionales e internacionales) que siguen la cuestión bajo el ojo de los derechos humanos.

Esa ha sido la gran ausencia en general, de una Argentina que no ha logrado, por ejemplo, que se mencione al deporte en su Constitución Nacional.

Peor muestra de su no-existencia como prioridad, imposible.

"El deporte puede ser un vehículo para sacar a los chicos de la calle", “confío en trabajar con los clubes de barrio y con las provincias”, “Vamos a trabajar con el presupuesto que había, como anunció Alberto [Fernández], así que estamos un poco atados de pies y manos, pero sí vamos a avanzar con acuerdos interministeriales. El deporte tiene relación directa con la salud, la educación y el desarrollo social”, ha dicho en sus primeros reportajes el ministro.

Luego de tomar nota de este preocupante “estamos un poco atados de pies y manos”, sugerimos a Lammens que él tome nota de algunas ideas:

1.- Reconocimiento del deporte como Derecho Humano hasta que se lo incorpore en nuestra Constitución, constituciones provinciales y leyes sobre Derechos Humanos.

2.- Fijación de una política de prácticas deportivas que se construyan desde todas las áreas de educación, fundamentalmente desde la educación primaria y secundaria estatal. Las mismas deben incluir la obligatoriedad de la enseñanza de la natación.

3.- Convenios urgentes entre los miles de clubes del país y los ministerios de Educación nacional y provinciales para la utilización de instalaciones para la práctica deportiva de los niños/as a cargo del estado. (Si hiciera falta, el dinero a recaudar se debe conseguir por medio de un impuesto solidario a la educación privada).

4.- Cumplimiento de la ley de Medios, especialmente en su artículo 77 nunca derogado que establece que “se garantiza el derecho al acceso universal- a través de los servicios de comunicación audiovisual- a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad”.

5.- Democratización de todas las entidades donde se nuclean los clubes (asociaciones y federaciones) a través de una ley que establezca el voto directo de los asociados para elegir las comisiones dirigenciales, por ejemplo, el Comité Ejecutivo de la AFA.

6.- Estímulo estatal de la enseñanza de periodismo deportivo en todas las Universidades nacionales, siguiendo el modelo de la Universidad Nacional de La Plata.

7.- Establecimiento de mecanismos recaudatorios adicionales a través de legislaciones que establezcan o aumenten los aportes o impuestos a pagar por los clubes extranjeros, o empresas extranjeras, sobre las transferencias internacionales de futbolistas y otros deportistas al exterior.

8.-Idénticos mecanismos que el punto anterior para aquellas cadenas internacionales deportivas que explotan la televisación reiterada de las prácticas  deportivas argentinas.

9.- Desarrollo de agresivas campañas de tolerancia y enseñanza de respeto al hincha rival y de convivencia en los estadios, a lanzarse en todos los ciclos de enseñanza inicial, primaria, secundaria y universitaria en la Argentina.

10.- Impulso de una industria nacional de confección de indumentaria y equipamiento deportivo que permita al estado y a los clubes contar con provisión para todos los deportes y categorías.

Ojalá haya algo de esto, o de cualquier otra idea transformadora que levante nuestro deporte y nuestro periodismo deportivo. Y no veamos solamente administración de la crisis.