Para esta fecha, lo habitual es confeccionar los aburridos resúmenes del año, constatar cuántos recuerdos se acumulan para dar paso a las elecciones sin sentido: “el mejor deportista del año”, “los mejores goles”, “los mejores momentos”.

De tanto galopar para el mismo lado, los premios Olimpia y algunos otros que se desparraman por el país, generaron una dosis de insatisfacciones varias, entre las cuales podíamos contar el engrandecimiento del machismo, la incomprensión por una serie de deportes olvidados, la tozuda ambición de premiar solamente a los deportes profesionales y el implacable olvido del resto del mundo deportivo.

Hoy, ciertas cosas forman parte del sueño de transformaciones que el mundo espera en la ansiada vía por lograr una humanidad solidaria, justa, feminista y plena en sus derechos igualitarios.

Menuda tarea.

Por ejemplo, abandonar la manía premiadora mercantilista. Algo que no será fácil para los y las periodistas del deporte. En ese sentido, el lenguaje inclusivo, sería uno de los primeros triunfos.

La igualación de las coberturas a los deportes que practican mujeres y hombres será otra luz de esperanza que puede encenderse en los próximos años.

Vamos entonces a los primeros aplausos. Inés Arrondo se convirtió en la primera mujer al frente de la secretaría de Deportes de la Nación. Este hecho merece nuestro particular premio “la ilusión del año”.

En pocas horas, Inés, la leona, armó una conferencia de prensa exclusiva para periodistas mujeres. Toda una señal que trasciende a lo simbólico.

Nuestros periodistas deportivos hombres, como regla, han confirmado que durante décadas cultivaron el maldito ejemplo de seguir la senda de periodistas deportivos también hombres que arruinaron la profesión. Chistes estúpidos, sexistas, preguntas repetidas hasta el cansancio, menosprecio al deporte de base y un nivel de chupada de medias a los dirigentes que espantaría a cualquier teórico serio de la comunicación como el chileno Camilo Taufic.

La excepción vino de la mano de periodistas comprometidos, buenos lectores, encendidos investigadores y cuidadores del lenguaje y de tender la mano a las capas olvidadas y postergadas de la sociedad deportiva: discapacitados.as, mujeres, deportistas amateurs, deporte escolar y otros asuntos pendientes.

“Miro desde la perspectiva de una mujer, una que ha convivido con el problema estructural que tiene la sociedad en materia de género. Nuestro gran desafío es plasmarlo en nuestra gestión, que eso se traduzca en un cambio de paradigma para hacer política”, dijo Arrondo.

Semejante desafío nos invita a la ilusión. Una más. 

Los medios tendrían que hacer lo suyo. Hay mucho para arrojar al cesto de la historia de todo lo que hemos visto en estos años, en estos siglos. 

Así como hoy se pregona desde lo alto del poder la consigna “primero los más débiles”; para el deporte el mensaje debe seguir idéntico faro.

Nuestra ilusión no es llenar vitrinas de copas, nuestra ilusión es cada vez más argentinos.as practicando deportes.