No son todos días de tristezas al contemplar el mundillo de la prensa dominante y mercachifle en la Argentina. Buenas ideas, de algunos pocos buenos periodistas, alejan la sensaciòn de soledad informativa y creativa que abunda hoy en el país – sobre todo- en los espacios de televisión y radio. 

Por ejemplo, no es fácil llevar adelante un diario deportivo cuando la actividad en los miles de miles de campo de juego del país es cero. 

Para eso está el cerebro, gran arma para combatir el tedio. Y acercarnos a la gloria de contar, por ejemplo, historias.

En la última edición de Olé, la charla con el infectólogo Pedro Cahn, contiene un ángulo interesante: llevarlo al terreno del lenguaje futbolero para que describa cómo van las cosas hasta el momento. Y apelando a contagiar el arma más noble que el periodismo debería exaltar en estos momentos, la solidaridad. ¿Es difícil decir vamos a ganar este partido?, le preguntan desde Olé al médico. Y contesta cual DT: “No no, no. Vamos a ganar este partido no tengo ninguna duda. El tema es cuántos lesionados dejará en el caminoA ver quiero, aclararle una cosa a la gente. El coronavirus llegó para quedarse, lo vamos a tener por bastante tiempo, no en su forma pandémica que nos tiene encerrados en casa, no estoy diciendo eso. Va seguir circulando en la sociedad como la gripe A que nos tuvo en jaque un buen par de semanas y ahora forma parte de la vacuna antigripal por ejemplo. Esperamos tener una vacuna para el coronavirus también. Hay cosas que llegaron para quedarse: el lavado de manos, la ventilación de los ambientes, toser en el pliego del codo, el hecho mantener el distanciamiento social del metro y medio por lo menos por ahora si queremos llegar bien a la salida. Vamos a terminar el partido y lo vamos a ganar. Trataremos de hacerlo con la menor cantidad de lesionados y la menor cantidad de tarjetas rojas”.

Luego viene una serie de precisiones, las cuales siempre llevan a las recomendaciones que deberíamos saber de memoria para cumplir con la cuarentena, y que esta vez salen de la boca de Cahn en un lenguaje que ayuda a cualquier desprevenido lector.

Bien por Olé.

Mal por Olé en cambio cuando el resto de la edición se dedica en un noventa por ciento a los chismes de las actividades cotidianas de  deportistas profesionales en sus casas, o incluye las opiniones pandémicas de dos periodistas deportivos a quienes se les da el trato de estrellas: Gustavo López y Sebastián Vignolo. O dedicarle centímetros, con foto incluida, a otra estupidez: Nadine Gonçalves, la madre de Neymar, confirmó su noviazgo con un joven de apenas 22 años y revolucionó las redes.

 Pero ¿qué hay del universo entero del mundo deportivo al que mantienen sumergido y olvidado?

Este consumismo irreflexivo de tanto profesionalismo y superstars, no hace otra cosa que llevar a muchos periodistas al confort de inventar  noticias y concertar reportajes con los nombres que, supuestamente “venden”. Así lo dictamina la absurda ley de la oferta y la demanda que tanto daño hizo y hace a la práctica periodística.

En cambio, la búsqueda de los sufridos deportistas y trabajadores del deporte que de a miles se desgañitan por el país, poco interesa. Es el concepto Magnetto-Ricardo Roa de la vida  periodística. Por esa porquería, se han dedicado algunos al marketing-prensa deportiva.

Hoy los desvalidos del deporte, las nadadoras, los ciclistas, las atletas, los empleados de los clubes, las voleibolistas, los maratonistas…y centenares de miles de protagonistas deportivos, que hacen realmente al mundo deportivo, son ignorados por la prensa del aplauso fácil. ¿Dónde están? ¿Qué hacen? ¿Cómo los golpea la peste? La misma ignorancia y desatención que sucedió en el mundo, hasta hace unos meses, con los trabajadores de la limpieza, de la salud, de la vida cotidiana del mundo productivo de elementos no lujosos. Todavía estamos en el remolino del día a día del coronavirus. Cuando termine, veremos quién queda parado en el lugar de la vida diga y quién se hunde un poco más en el fango.