Estos días son insoportables para la mayoría de argentinas.os que consumen medios de comunicación. Salvo excepciones, en general conformadas por los periodistas militantes de la verdad, el aluvión de noticias falsas que se desataron tratando de imponer la idea “quieren liberar a los presos” apabulló a una Argentina que tiene que defenderse de tantas cosas, incluido del peor periodismo.
Para la prensa del deporte, había llegado una hora de fuego. Probarse, ante la noticia que se repite bastante seguido: un jugador de fútbol agrediendo a una mujer.
De ese ambiente machista (tan similar a otros) pocas cosas buenas se pueden esperar. Ahí andan colectivos de mujeres y unos pocos hombres intentando generar protocolos, normas de conducta, actitudes rápidas en los clubes para que se frene, para que se combata, la violencia machista. Tarea nada fácil cuando se cuentan las cabezas de termo (y de ogro) que circulan por los pasillos y tribunas de un club.
Sebastián Villa le pegó una vez más a Daniela Cortés.
La noticia generó:
Una buena tapa de Olé con el título “Indefendibles”, la foto de Villa, y una bajada donde se lee un acierto. “Ningún caso de violencia de género debe ser tolerado”.
La Nación fue concreta con exigencias a los dirigentes: “Violencia de género. La contradicción del fútbol argentino: escribe protocolos pero sigue mirando de costado”.
Infobae le da liviana trascendencia, pero al menos tiene a la periodista Daniela Lichinizer para profundizar la cuestiòn y armar una nota sobre “Feminismo Xeneise”, una agrupación de hinchas mujeres boquenses, que le cuestionan a la dirigencia del club (Ameal-Pergolini-Riquelme) no dar una respuesta urgente a este drama y a este delito. La agrupación criticó el lamentable comunicado de la cúpula de Boca que quiere decir algo y no dice nada (entre otras cosas no menciona al jugador): “Boca emitió un escueto comunicado. Nos desilusionó. El comunicado careció de perspectiva de género, no repudió la violencia de género ejercida por Villa y en ningún momento se solidarizó con Daniela”.
Lichinizer hizo bien en publicar el texto completo de Feminismo Xeneise (“En mucha situaciones se prefiere decir que son cuestiones del ámbito privado para hacer caso omiso, para mirar para el costado y para no hacerse cargo de que es una cuestión meramente social y cultural, y que todos y todas tenemos el compromiso de revertirlo. Nuestras vidas valen más que sus contratos, que la imagen de un jugador y que su carrera futbolística. Cuando se empiece a atender más a eso vamos a poder lograr una sociedad más justa y equitativa. Tiene que ver con la empatía”), así como La Nación hizo bien en tomar las palabras de la ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta: "El fútbol es y ha sido históricamente en nuestra sociedad un deporte masculinizado. También las prácticas que hay a su alrededor: las barras bravas, las lógicas del aguante, el folklore de las hinchadas y las canciones de cancha no hacen más que reforzar estos estereotipos. El problema no es el fútbol en sí mismo, sino las lógicas patriarcales que circulan en los planteles de jugadores y en los propios consumidores del deporte. El objetivo entonces es desarmar, deconstruir esas lógicas que imperan en toda la sociedad y que en ciertos ámbitos se exacerban"
Ahora hay que buscar coherencia en los medios. El mismo Olé desterrando de una vez por todas esa maldita costumbre periodística de colgar imágenes y videos de modelos en poses, para “deleite” de sus lectores.
O desratizar los medios hegemónicos y las grandes empresas cuyos dueños se la dan de serios en reflexiones sesudas y filosóficas al mismo tiempo que comercian con la edición de publicaciones que venden la cosificación y el uso del cuerpo femenino como objeto sexual.
Ahora que se viene un mundo mejor, o un mundo peor, después de la cuarentena, a ver si ocupamos el tiempo libre en pensar. Y hacer.