Un avión privado esperaba al presidente ejecutivo de la Fundación FIFA sobre la pista del aeropuerto de San Fernando para llevarlo a Paraguay en plena cuarentena. Fue una noticia breve de la semana que pasó.

Sin hacer declaraciones, Mauricio Macri subió al jet de la empresa paraguaya Tabacalera del Este (Tabesa), investigada por tráfico ilegal de cigarrillos, y propiedad del ex presidente paraguayo, ex titular del club Libertad y amigo personal del actual dirigente de la FIFA. La generosidad de Horacio Cartes, equivalía a un “subite a mi avión”. 

Un sonriente Cartes, despojado de barbijo, estrechó en un abrazo a Macri en la capital guaraní, sin que la prensa (la de aquí y la de allá) ahondará mucho en las razones de semejante despilfarro de camaradería, justo cuando la peste más golpea.

Por esos misterios ocultos de la información, aún los diarios menos progresistas de aquella parte del Mercosur como el ABC paraguayo, anoticiaron que Tabesa produce muchos más cigarrillos de lo que consume el país y gran parte del excedente se destina al contrabando en Brasil y Argentina. En febrero de 2020, según el matutino, la policía encontró “un establecimiento de logística para el contrabando de grandes cantidades de cigarrillos, que constaba de al menos cinco depósitos, Hallaron quince tractocamiones e igual cantidad de lanchas cargadas con los prodcutos que luego fueron decomisados”.

La prensa argentina poca afecta a investigar a la FIFA y a la Conmebol con sede en Paraguay, aún no pudo averiguar de qué hablaron el  ex presidente  paraguayo (2013-2018) en el  almuerzo en su residencia asunceña justo cuando el juez brasilero Marcelo Bretas, a cargo de la causa Lava Jato en Rio de Janeiro, pretende indagar a Cartes en el marco de otro proceso; por lavado de dinero.

Si uno repasa en la página oficial de FIFA, los objetivos de la Fundación FIFA que preside Macri, se rodean de estas conmovedoras palabras: “presta apoyo a organizaciones que se sirven del fútbol para cambiar la sociedad y mejorar las vidas de los jóvenes más desfavorecidos en todo el mundo. Una vez al año, la Fundación FIFA invita a entidades consolidadas y sin ánimo de lucro a que soliciten financiación para proyectos en los que se use el fútbol para abordar problemas sociales que afectan a la juventud, como, por ejemplo, aquellos relacionados con la educación, la salud, la consolidación de la paz, los refugiados, el liderazgo y la igualdad de género”. Si usted lo desea, puede aquí echar una lágrima.

Si al mismo tiempo uno indaga en la verdadera historia de las Fundaciones y su rol de máscaras para evadir impuestos, lo único que debe hacer es leer el excelente artículo de la BBC firmado por Marcelo Justo, cuando desnudó en 2014 las estrategias de los ricos para evadir impuestos: “Las organizaciones caritativas suelen ser otro vehículo de evasión”, dijo Justo en el medio británico. Y citó al profesor James Henry de la Universidad de Columbia: “"En Estados Unidos hay un millón de fundaciones privadas que tienen exenciones impositivas. ¿Alguien sabe qué hacen? Ha habido una explosión de ellos y nadie las audita como corresponde”.

Uno de los más resonantes casos involucró – hace breve tiempo- a miembros de la familia de Leo Messi. En 2016, según La Nación, existían documentos que se referían a transferencias trianguladas y uso de paraísos fiscales que relacionaban a la Fundación Messi con empresas familiares. Meses después, jueces españoles condenaron al jugador de Barcelona y a su padre por evasión impositiva. Les dieron 21 meses de prisión en suspenso y una multa de 2 millones de euros. 

Dos millonarios se divirtien. Pudo ser el título de esta nota. Pero no se soprenda por la oscuridad informativa e investigativa. Es que aquí la mayorìa de los periodistas deportivos, mirá para otro lado.