ENTREVISTA A ALFREDO LEUCO
"Ya no creo que desde el periodismo se puede cambiar el mundo"

Alfredo LeucoPor: Sebastián Di Domenica. Durante muchos años ocupó cargos en medios gráficos y llegó a ser jefe de diferentes publicaciones. Luego dio el paso hacia los medios electrónicos y se convirtió en una cara conocida para el gran público. En esta nota Leuco hace memoria y habla de su carrera: de aciertos, de errores, de grandes momentos, de la independencia, de sueños vigentes y perdidos, de las nuevas generaciones y hasta del mejor momento para hacer perodismo en Argentina: "La primavera alfonsinista. Las fuentes de información no tenían entrenamiento y eso nos permitía reconstruir casi fielmente una reunión de gabinete, por ejemplo. Se trabajaba en libertad y uno sentía que había espacios en ese sentido muy importantes." Sus comienzos en la profesión fueron en el Diario Córdoba en su provincia natal. En Buenos Aires pasó por el Diario Clarín, y las revistas Somos y Gente. En la actualidad es columnista en el Diario Perfil y en el programa de Fernando Bravo, "Qué te parece", por Radio Del Plata. También semanalmente presenta su programa de TV "Le doy mi palabra" por la señal Metro; y desde hace algún tiempo, se ha lanzado al mundo de la red con su propio blog.

1-¿Cómo define y cómo descubre a un periodista independiente? ¿Cuáles son los principales factores que pueden alejar a un periodista de la independencia en la actualidad?

Hay que juzgarlo por una película de su trayectoria y no por una foto circunstancial. Convertirse en periodista independiente es una maratón. Hay que comprobar en el tiempo que no defienda intereses económicos ni políticos de nadie. Que se mueva de acuerdo a sus convicciones y sobre todo que mida con la misma vara a todos más allá de sus simpatías políticas o sus conveniencias. Hay valores en la vida democrática que deben elogiarse sin fijarse quien es el que los lleva a cabo. Y al revés, hay cosas condenables o criticables que deben decirse aunque el que las lleve adelante goce de nuestra simpatía ideológica. La busqueda de la verdad como motor y la honestidad intelectual como instrumento más allá de errores o equivocaciones es lo que define a un periodista independiente. Puede alejarse de su independencia por temor a sufrir sanciones de sus medios en lo económico y en lo profesional y también de parte de los gobiernos y los anunciantes. Si uno escribe o habla pensando en ese posible rechazo está dejando jirones de su independencia.

2-Mencione tres grandes momentos de su carrera periodística, tanto por logros profesionales como por contexto, vivencia o descubrimientos? ¿Cuál considera que ha sido el mejor momento en la Argentina para hacer periodismo y por qué?

Uno : Recién empezaba en la sección deportes del diario Córdoba y gané un premio por una nota donde hice hablar a las distintos tipos de pelotas de fútbol. Sentí que me podía ganar la vida dignamente como periodista. Dos: Anticipé por análisis y deducción la caída de Domingo Cavallo durante el Gobierno de Menem. Varios periodistas especializados en economía se enojaron conmigo y me acusaron de francotirador. Lo dije por televisión, en vivo y 48 horas después Cavallo era pasado. No tuve información calificada, sólo análisis del escenario político. Tres: Informe desde Nueva York para Telefé sobre el atentado a las Torres Gemelas. Estaba de vacaciones y cuando ocurrió todo pasó que estaba en el lugar en el que todo periodista soñaba estar. Alquilaron desde Buenos Aires un camion satelital que costaba 8 millones de dolares y yo salí al aire desde Queens y a mis espaldas todavía se levantaba humo en el lugar donde un día antes estaban las Torres. El mejor momento fue la primavera alfonsinista. Las fuentes de información no tenían entrenamiento y eso nos permitía reconstruir casi fielmente una reunión de gabinete, por ejemplo. Se trabajaba con libertad y uno sentía que había espacios en ese sentido muy importantes.

3-¿Cómo se imagina el periodismo en el futuro con menos papel, pero más internet, multimedia y tecnología?

Creo que vamos rumbo a la desaparición del papel. Sospecho que una gran consola en cada domicilio será la milagrosa proveedora de información y entretenimiento en todos sus soportes. Pero por suerte todavia tenemos algunos años de maravilloso olor a tinta y dedos manchados despues del mate.

4-¿Qué sueños mantiene de sus comienzos como periodista y cuáles han desaparecido con el paso de los años?

Ya no creo como al principio que desde el periodismo se podía cambiar al mundo y hacer una revolución social igualitaria. Hoy creo que los medios actúan como catalizadores pero no son generadores de ninguno de los hechos trascendentes de un país. Casi todos los grandes acontecimientos sociales encontraron al periodismo corriendo atrás de los mismos sin poder preveerlos. Mantengo los sueños de ser útil a la comunidad en la que vivo, de escribir cada día mejor, de ejercer la profesión con ética y de no aburrirme jamás. También me gustaría hacer un programa político de televisión pero sin entrevistados en el piso, tipo radio. Creo que se pude hacer política en la tele abierta con mucho trabajo de edición, post producción y agendas creativas. Claro que cuesta mucho dinero.

5-¿De qué está arrepentido en su carrera?

Estoy arrepentido de muchas cosas. Uno de los errores más grandes que cometí fue haber hecho un par de tapas en la revista Somos sobre las relaciones entre Alfonsín y el BCCI. Hoy me doy cuenta que estaba un poco floja de papeles y no tenia la rigurosidad que debe tener un tema semejante. Alfonsín me fue a buscar con Jaroslavsky a la editorial con un bastón para pegarme y tenía razón. Por suerte hace unos años le pude pedir disculpas.

6-¿Qué opinión tiene de las nuevas generaciones de periodistas? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian de las anteriores?

Emilio Petcoff, un genio del periodismo que conocí en Clarin decía con su voz de moscato y madrugada que "los periodistas jovenes se masturban con la estadística cuando es tan lindo encamarse con la literatura". Algo de eso hay. La pasión por la noticia y el dato es necesaria pero no suficiente. Las noticias tambien tienen emociones, alas y colores. Los nuevos periodistas son geniales a la hora de utilizar las nuevas tecnologías pero muchas veces no tienen la suficiente formación intelectual. Esa es la diferencia. Los nuevos y los viejos somos parecidos en nuestra vanidad, en la excitación que nos produce una primicia, en la audacia rayana con la irresponsabilidad y en la irrefrenable curiosidad por aquello de que nada de lo humano nos es ajeno.

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