TODO LO QUE HAGO ES PARA QUE ME QUIERAN |
9 puntos sobre el libro de David Nahon |
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Tres. Los narradores de Nahon intentan no recriminarse cosas. Saben que el mal está en el malentendido y en la violencia. Así, se alejan de las situaciones que generen violencia y malentendidos. Logran mantener a raya la primera, pero no pueden terminar de dominar a los segundos.
Cuatro. En la confesión veloz de A mi me da mucho miedo volver a verlo, el protagonista descripto por el narrador es objeto de deseo amatorio y accede a ser amado, pero a condición de mantener la relación con su madre, su situación de “hijo”. Acepta, entonces, ser frecuentado pero aclarar que quiere “morir solo” en su “cama de hijo”. El miedo del título, entonces, es miedo a la situación de dependencia de alguien que no se entrega ni se supera. Nahon tiene un excelente oído para registrar frases y hacerlas rendir como motores del relato. Muchas veces, como en A mi me da mucho miedo volver a verlo, la narración es tan potencial que parece tener solamente dos elementos.
Cinco. Por su puesto hay ironía. Pero es fina, doméstica, sutil, de puertas adentro.
Seis. Sin llegar al patetismo, el amor muchas veces es presentado por Nahon como contradictorio, entendiendo contradictorio como un postulado donde A y B son válidos y al mismo tiempo se niegan. De Blas Pascal se suele citar una frase archiconocida sobre las razones del corazón. Prefiero, en esta ocasión, otra frase, menos melodramática: “Ni la contradicción es indicio de falsedad, ni la falta de contradicción es indicio de verdad”.
Siete. El texto más duro del conjunto se titula Un poco de miedo y relata el juego experimental de dos amantes que prueban la sofocación erótica con bolsas de nylon. “Moví los brazos con fuerza –escribe Nahon– pero no podía romper el film y le pedí que me soltara pero no entendía porque parecía que estaba gimiendo. Te juro que nunca tuve tanto miedo. Ella tuvo un orgasmo increíble”. Que el gemido de placer se confunda con el pedido de ayuda resulta clave para leer el fragmento y uno de los lugares desde donde bajar al resto del libro. Un poco de miedo es el único fragmento en que la neurosis parece abrirse y dejar paso a ciertos reflejos más oscuros. Sobre el final se fija la escena en un galpón donde la familia del narrador “fabrica los chorizos”. Este último tono sórdido remarca que se trata de apenas “un poco” de miedo físico. O sea, lo estrictamente necesario.
Ocho. Todo lo que hago es para que me quieran es un libro simple que a veces se repite a sí mismo, pero en esa repetición, en esa insistencia, genera ciertas incisiones en la siempre resbaladizo campo del amor contemporáneo.
Nueve. Nahon escribe para revistas especializadas y para catálogos. Es curador de la galería Chez Vautier chezvautier.com Vive en Buenos Aires. Mantiene el blog davidnahon.blogspot.com
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