BUENA LECTURA PARA DÍAS DE VACACIONES
Libros para el verano

Libro cerca del marPies en la arenaPor: Juan Terranova. Usted está cansado de Harry Potter, de los libros de Felipe Pigna y de la sopa fría de la autoayuda. Bien. Es comprensible. Tampoco quiere recaer en los best-sellers de Isabel Allende o atragantarse con un libro de investigación periodística. Lo entiendo. ¿Por qué, esta vez, para variar no va a la librería y se pierde mirando títulos? No se trata de: Acá un par de recomendaciones para pasarla bien abajo de la sombrilla.

Policiales suecos

Henning Mankell es un sueco que se dedicó, entre otras cosas, a escribir policiales para describir las relaciones sociales y el aterrador clima de su país. Para eso inventó un detective borracho, solitario y malhumorado, Kurt Wallander. Después, Mankell se cansó y llegó la hija de Wallander, a pelearse con su padre y reemplazarlo en el protagónico de la saga. Escritos con una prosa clara, a veces medrosa, y tramas sólidas, cualquiera de los libros de esa serie es buena compañía para unos días de playa. Están todos editados por Tusquets. Entre las últimas novelas de Mankell, hay algunos policiales raros como El Cerebro de Kennedy, en el que una arqueóloga descubre que su hijo no se suicidó, sino que lo mataron y que un grupo de desaforados se robó el cerebro del presidente norteamericano asesinado. O El retorno del profesor de baile, donde un policía que se muere de cáncer de lengua tiene que resolver el asesinato de un ex nazi.

Viñetas populares

Ensayos bonsái quizás no sea la puerta de entrada ideal a la obra de Fabián Casas. Pero el libro vale por muchas cosas. La tapa es genial y lo hace un excelente objeto para regalar. Adentro, el recorrido es casi una conversación con el lector. Casas reflexiona con un estilo que se parece mucho a pensar en voz alta. Más narrativo que analítico, el autor toma como puntos de partida el rock, el futbol, los libros y las vidas tempestuosas o ligeras de los escritores y elabora un puñado de moralejas urbanas útiles para orientarse en este principio de siglo. Distendido, en ningún momento Casas oculta su pasión por la hibridez y escribe con el mismo placer con el que muchos hacen zapping debajo de un lento ventilador de techo.  

Historias de amor de gente común

Contra el lugar común editorial que dice que los cuentos y relatos no se venden, no tienen éxito y mucho menos mercado editorial -y un largo y fatigoso etcétera-, Corazones Desatados, historias de amor de gente común de Jorge Fernández Díaz encontró rápidamente a sus lectores. Sus historias parten de experiencias simples y van creciendo en complejidad. Más allá de los periodistas, artistas, novias, aprensivos amantes y demás personajes ligeramente excéntricos del libro, el verdadero protagonista, y al mismo tiempo, el gran paisaje de fondo del libro es el amor. No necesariamente en su forma platónica, pero si, hasta donde es posible, destilado de otros intereses sociales, políticos, éticos o morales. Con una paciencia admirable, Fernández construye historias verosímiles, simpáticas, melancólicas, algunas recuerdan al Calvino de Los amores difíciles, otras tienen la liviandad de anécdotas contadas para pasar el rato en un bar. Laborioso, Fernández escribe como quien arma una valija para irse de vacaciones. Es prolijo y sabe que lo mejor es no cargar de más. Corazones Desatados, historias de amor de gente común es un libro suave, querible, ideal para comentar al borde de la pileta.

(Postdata: Escribo estas notas desde un lejano balneario de la Provincia de Buenos Aires y me doy cuenta de que no son esos libros los que me traje en este viaje de descanso. Sicerándome, el inventario actual de mis lecturas incluye Granta/8, los mejores jóvenes novelistas estadounidenses Interrogatorios y el Tercer Reich en el banquillo de Richard Overy, una edición crítica de los documentos que se produjeron durante los juicios de Núremberg. Ambos libros muy recomendables. Sobre todo el fragmento de la novela Porno Duro de Gabe Hudson en el primero y las palabras de Albert Speer en el segundo. )

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