Lunes. Leo una carta de H.G. Wells a Joyce donde lo basurea por ser irlandés y católico. En ese basureo queda bien claro por qué Joyce es mejor escritor, más preciso, potente y trascendente. La carta, al parecer, está fechada el 23 de noviembre de 1928. Le dice Wells a Joyce: “Tú comenzaste siendo católico, es decir, que empezaste con un sistema de valores en claro contraste con la realidad. Tu existencia mental está obsesionada con un sistema monstruoso de contradicciones. Puede que creas en la castidad, la pureza y el Dios personal, y por eso siempre estás soltando gritos de coño, mierda e infierno. Como no creo en estas cosas más que como valores muy personales, mi mente nunca se ha escandalizado por la existencia de váteres y vendas menstruales, e infortunios inmerecidos. Y mientras que a ti te criaron con la ilusión de la represión política, a mí me criaron con la ilusión de la responsabilidad política. Esto puede parecer una cosa genial ante la que rebelarte y con la que cortar. Para mí no lo es, en absoluto.” ¿Los protestantes anglicanos, hijos de un gordo prostibulario y promiscuo, asesino de mujeres, crian con “la ilusión de la responsabilidad política”? Contamela otra vez, HG porque en esta no te creo nada, mientras los lectores del mundo siguen eligiendo al viejo y procaz Jimmy Jo.

Martes. En vez de escribir o trabajar veo las fotos que Herbert Ponting y Frank Harley sacaron en la Antártida. Aunque de Hurley prefiero las de la Primera Guerra Mundial.

Miércoles. Compré por Mercadolibre Guía turística de Marte de William K. Hartmann.

Jueves. Escucho las canciones que Alban Berg compuso en su juventud. No leo nada. Apenas sobrevuelo la revista Siwa por arriba. Me resulta un poco difícil de leer por su diseño un tanto barroco y sobrecargado, pero es bastante inspiradora.

Viernes. Leo sobre la “Gombe Chimpanzee War” en Wikipedia. Me mando mensajes de audio con Robles. Hace poco puse en Twitter que mandarme esos audios con él era mi definición de amistad. (Pero no le cuento de la guerra de chimpacés. Me lo reservo. ¿Por qué? No lo sé.)